Consejos para hacer presentaciones eficaces: Un enfoque conversacional

La comunicación oral encabeza la lista de aptitudes que valoran las empresas, pero hablar en público es el temor número uno entre muchas personas. No obstante, hay una forma sencilla e infalible de mejorar sus aptitudes para las presentaciones: tratarlas como una conversación
11/11/2022

 

Está comiendo con un compañero de trabajo con quien tiene una excelente relación. Tal vez hablen de un próximo proyecto, de la comida o de su mutuo interés por unas determinadas zapatillas de correr. Déjame preguntarte: ¿Te sientes presionado? ¿Sientes miedo a que te estén juzgando? ¿Te da miedo poder sentir vergüenza? Probablemente no. Pero al ponerse delante de un grupo grande, todo cambia. Según una encuesta de Gallup, aproximadamente el 40% de los trabajadores tiene un gran miedo a hablar en público. Y hasta un 75% experimenta algún grado de ansiedad al tener que realizar una presentación.

 

La capacidad de presentar a un grupo es crucial para lograr el éxito profesional. Según una encuesta realizada por la Association of American Colleges and Universities, las habilidades de comunicación oral eran una de las principales prioridades entre los ejecutivos y directores de contratación entrevistados. Sin embargo, siempre parece haber una escasez de comunicadores verdaderamente eficaces entre el personal de una empresa.

 

Esta deficiencia en los oradores competentes se debe en gran parte a un malentendido sobre la naturaleza de la oratoria. Para realizar su mejor presentación, no tiene que imaginarse, sino darse cuenta, que está hablando con personas de su confianza.

A continuación te explicamos cómo:

 

Mantén el contacto visual: El contacto visual es la forma más eficaz de captar e interpretar a tu audiencia. «Nunca te dirijas al grupo de personas», dijo el profesor de psicología y conferenciante internacional Jordan Peterson a su clase. «Habla con una persona y transmite lo que todos los demás piensan». Tiene mucha razón. Una vez que se mira a la gente a los ojos, el cerebro empieza a registrar la interacción como una conversación con una persona y no como una actuación.

 

Cuenta historias: Al igual que en la hora feliz, las historias son imprescindibles si quieres captar y mantener la atención durante tu presentación. Incluso la persona más interesada en los datos apreciará una anécdota relevante sobre el tema de tu presentación. Las historias ponen en práctica la teoría, provocan estímulos emocionales y dan un respiro a los fríos hechos y a los enrevesados gráficos.

 

Inicio y conclusión: Aunque esto se aplica más a un entorno profesional, estoy seguro de que tus amigos más habladores podrán captar la indirecta. Para gestionar el tiempo, es fundamental que te fijes el inicio y la conclusión, lo que te permitirá responder a más preguntas e incluso improvisar en el medio si es necesario. Además, puedes evitar el temido final de «Así que...sí». Está bien para conversar. Pero en el caso de una presentación, puedes hacerlo mejor.

 

Tanto si estás convenciendo a alguien para que pruebe su restaurante favorito como si estás presentando tu último proyecto al equipo, tu objetivo como presentador sigue siendo el mismo: captar e informar para, en última instancia, impulsar a tu audiencia a actuar.