La incertidumbre como oportunidad: el arte de adaptarse al cambio
min
¿Creas escenarios imaginarios y te anticipas a problemas que rara vez suceden?
¿Piensas que ya nada va a ser como antes y no sabes cómo afrontarlo?
¿Retrasas la toma de decisiones por analizar en exceso las opciones y consecuencias posibles?
Si te identificas con estas situaciones, es probable que estés teniendo dificultades en la gestión de la incertidumbre.
En nuestra necesidad por encontrar estabilidad y control, a menudo nos enfrentamos a la incertidumbre, una sensación que surge cuando no podemos anticipar con certeza lo que nos depara el futuro. Gestionar correctamente una situación de incertidumbre implica afrontar etapas de nuestra vida en las que la información es limitada, retándonos a manejar emocionalmente la falta de claridad e invitándonos a abrazar la ambigüedad y complejidad que aparece en la relación con los demás, en el trabajo, la salud, los proyectos…
Para lograr una gestión eficaz de la incertidumbre, te presento algunas claves que pueden ayudarte a transitar este camino:
1. Acepta el presente y las fluctuaciones de la vida
Como decía John Lennon: “La vida es aquello que sucede mientras te ocupas de hacer otros planes”
Afrontar la incertidumbre implica asumir que la vida es impredecible y cambiante. A menudo, desde nuestra búsqueda de seguridad y estabilidad, nos resistimos a aceptar aquellas situaciones que no podemos cambiar.
Enfócate en identificar en qué áreas puedes generar un cambio y qué cosas están fuera de tu control. Esto te permitirá hacerte responsable de aquello en lo que sí puedes influir porque está a tu alcance, invirtiendo tu tiempo y tus recursos de una forma más eficiente.
También resulta de gran ayuda compartir con tu entorno de confianza cómo estás viviendo lo que te está sucediendo. Además de recibir apoyo, posiblemente descubras nuevas formas de interpretar la situación que te inspiren a probar estrategias diferentes.
2. Reconoce tus emociones
Es común enmascarar la dificultad que nos supone gestionar la incertidumbre mediante patrones de comportamiento que buscan controlar lo que está sucediendo. Para salir de ese automatismo te propongo identificar las emociones que surgen ante la incertidumbre sin juzgarlas, ni rechazarlas: frustración, tristeza, ansiedad, preocupación…
Este proceso te permitirá afrontar las situaciones desde una perspectiva más constructiva.
Además, no olvides que son estados temporales, que no durarán para siempre.
Existe la creencia de que conectar con nuestras emociones nos vuelve vulnerables y débiles; sin embargo, la realidad es que aceptar esa vulnerabilidad requiere una gran valentía. Como bien expresó el filósofo George Steiner:” Si no lo nombro, no existe”. Es decir, si no tomo conciencia de la existencia de mis emociones, ¿cómo voy a poder gestionarlas?
Hacerte consciente de lo que sientes te permitirá asumir la responsabilidad de tu propio comportamiento y elegir el camino más adecuado para afrontar cada situación.
3. Cuestiona tus pensamientos
Al identificar lo que sientes, toma distancia y cuestiona las ideas que surgen a partir de esas sensaciones. Una actitud flexible ante la vida te permitirá considerar diferentes perspectivas y encontrar soluciones desde una mirada más amplia.
Algunas de las creencias que aparecen cuando lidiamos con la incertidumbre son:
“Me genera intranquilidad no poder anticipar lo que va a ocurrir”
Desarrolla la aceptación para que puedas dirigir tu atención hacia un plan de acción
Es natural sentir miedo cuando nos importa algo y deseamos que todo salga bien. El problema surge cuando dedicamos demasiado tiempo a preocuparnos. La preocupación por sí sola no evita que algo malo ocurra; por ese motivo, necesitamos ocuparnos más, en vez de preocuparnos.
Según el estudio del psicólogo social Geert Hofstede, los países con mayor tendencia a evitar la incertidumbre son Grecia, Portugal y Guatemala. España también cuenta con un alto porcentaje. En cambio, los que tienen un menor grado son Singapur, Jamaica y Dinamarca. Aquellas culturas que aceptan más fácilmente el cambio son más tolerantes a los imprevistos, permitiéndoles asumir más y mayores riesgos.
Aceptar lo que sucede en el momento presente nos permite evitar caer en la queja y en el miedo, permitiéndonos encontrar así nuevas vías de acción para lograr nuestros objetivos.
“Si algo malo sucede, no voy a ser capaz de gestionarlo”
Reconoce tu resiliencia y tu capacidad de seguir creciendo
Sentir frustración cuando invertimos recursos y tiempo en un proyecto y ver que no se cumplen nuestras expectativas es perfectamente normal, pero es importante no quedarnos atrapados en esa sensación.
Confía en tu fuerza interior y en tu capacidad resolutiva para afrontar los desafíos que te presenta la incertidumbre. Tenemos la creatividad, adaptabilidad y flexibilidad necesarias para enfrentarnos a situaciones adversas e impredecibles. Acepta los riesgos y confía en que desarrollarás las competencias necesarias para lidiar con cualquier situación, ya lo has logrado en otros momentos de tu vida en los que sentías que no tenías suficientes recursos.
La incertidumbre no es una amenaza, sino un desafío que nos impulsa a reflexionar y aprender. Aquellas personas que la ven como una oportunidad para crecer son más flexibles, curiosas y con una mente más abierta a percibir diferentes matices de la realidad en lugar de pensamientos absolutos.
“Quiero que ocurran las cosas como he planeado”
Planifica con flexibilidad y conecta con el agradecimiento
Si bien la planificación es esencial para organizar nuestra vida, no siempre podemos controlar cómo se desarrollará cada fase ni los resultados que alcanzaremos. Realiza una planificación alineada con tus propósitos, pero acepta que los planes pueden cambiar; por eso es importante mantener una actitud flexible ante las posibles eventualidades.
Es fundamental reconocer, como comentábamos anteriormente, qué aspectos están fuera de nuestro control para no desperdiciar energía tratando de cambiar lo que está más allá de nuestras posibilidades y capacidad de actuación.
Aceptar que nuestras expectativas no siempre se cumplen te permitirá poder realizar nuevos ajustes en tu plan de acción. Confía en tu ingenio, creatividad y capacidad de adaptación para encontrar recursos en cualquier situación.
Una estrategia que también resulta de utilidad cuando las cosas no suceden como queremos es agradecer lo que ya tenemos, en lugar de enfocarnos en aquello que no logramos. Como afirmó el psicólogo Erich Fromm: “Si no eres feliz con lo que tienes, tampoco lo serás con lo que te falta".
“Sólo quiero tranquilidad y estabilidad”
Agradece las oportunidades de desarrollo
¿En qué etapas de tu vida has crecido más como persona, en situaciones conocidas o en escenarios de cambio? Si sientes que tienes todo bajo control es posible que estés evitando ciertas situaciones que podrían aportarte grandes aprendizajes.
Aprovecha las situaciones fuera de tu zona de confort para romper estructuras y encontrar nuevas formas de pensar. Seguramente, durante este proceso, te surgirán muchos momentos de reflexión en los que cuestionar tus prioridades, y así conectar con lo que es realmente importante para ti.
En resumen, dado que las personas tendemos a buscar certezas y vivir en una ilusión de estabilidad y control en un mundo incierto, es crucial entrenar la idea de que la incertidumbre es una parte inevitable de la existencia humana. Aprender a manejarla de manera efectiva te permitirá asumir los cambios y desafíos como una oportunidad de crecimiento y te resultará más fácil realizar ajustes flexibles en tu plan de acción.
Recuerda practicar la aceptación del presente, reconocer tus emociones, cuestionar tus pensamientos y confiar en tu capacidad para encontrar nuevas soluciones ante cualquier adversidad que surja en tu camino.
Zaida Brasal
Consultora de outplacement