Cuestión de confianza

A lo largo de los años la sociedad y el ser humano han evolucionado gracias a la comunidad, a formar parte de un conjunto y a cuidar tanto de uno mismo como de los demás ya sean familiares, amigos, compañeros o compatriotas.
03/04/2024

A lo largo de los años la sociedad y el ser humano han evolucionado gracias a la comunidad, a formar parte de un conjunto y a cuidar tanto de uno mismo como de los demás ya sean familiares, amigos, compañeros o compatriotas. El principal ingrediente que ha permitido esta convivencia a lo largo del tiempo, además de otros factores, es la confianza. La confianza alimenta, lubrica, genera y enaltece las relaciones humanas. Sin ella no existirían los amigos, los aliados o las relaciones comerciales en sí.

 

Confucio le dijo a su discípulo. "Tres cosas son necesarias para gobernar; armas, comida y confianza. Si un gobernante no puede tener las tres, primero debe renunciar a las armas, luego si es necesario a la comida, pero nunca debe perder la confianza".

 

La pregunta es: ¿Cómo se genera o se gana la confianza? Hay numerosos estudios al respecto pero todos coinciden en que la honestidad es el principal ingrediente de la confianza. Si alguien falta a su palabra o no es coherente con lo que dice la confianza disminuye o desaparece.

 

Otro factor que también afecta a la confianza es la competencia entendida como capacidad o habilidad. Es decir, es difícil confiar en alguien que se sabe no es experto en un tema en particular.

 

Hasta aquí todo parece sencillo, pero ¿Cómo se puede fomentar la confianza en la plantilla de las organizaciones? Sabiendo que puede ser la piedra angular y la solución a muchos problemas como la rotación, el compromiso, el desarrollo empresarial y el ámbito comercial.

 

Se entiende que el marco jurídico laboral ayuda a asegurar una serie de básicos y la competencia en el puesto se demuestra en el día a día en la mayoría de los casos.

 

¿Es entonces el factor humano el mayor valor diferencial?

¿Podríamos aumentar la confianza de los trabajadores basando la selección y las promociones internas en los valores de los trabajadores? ¿Deberíamos premiar la lealtad, la honestidad y la competencia por encima de otras variables?

 

Está claro que las mayores gestas han requerido de una fe ciega, de la confianza en un líder y de la confianza en uno mismo y en sus compañeros. ¿Os imagináis que los romanos no confiasen en las formaciones de testudo en sus compañeros?  ¿O que los sudafricanos no hubieran confiado en Nelson Mandela para presidir el país y cambiarlo por completo? ¿Y qué Steve Jobs no hubiera confiado en si mismo para fundar Apple en un Garaje con sus excompañeros?

 

Ensalcemos los valores como la honestidad, la valía y la pasión para empoderar de confianza a nuestros compañeros y amigos y aspirar a algo más grande y unido.

 

Iker Olabarria
Director Regional Zona Norte